martes, 19 de julio de 2011

Oficios perdidos I: El taller de pinchazos

Por las calles de Hanoi es frecuente encontrarse con algún oficio inexistente en España, ya sea porque nunca existió o porque la industrialización acabo con él y nos lo encontramos aquí, como un vestigio de otros tiempos.

Uno de estos oficios es el de reparador de pinchazos; diseminados por las esquinas vemos los talleres de reparación de pinchazos con todo lo necesario: inflador, palancana con agua para localizar el pinchazo y parches que supongo tendrá el operario en el bolsillo porque no los veo.




Como este lujoso taller de pinchazos en el que al equipamiento básico se ha añadido una hamaca colgada de una señal de tráfico donde el operario dormita esperando a que alguien pinche durante su extenuante jornada laboral.


Me pregunto si merece la pena trabajar para otros, si con una simple bomba y una palancana puede uno montar su propio taller y ser EMPRESARIO.


lunes, 4 de julio de 2011

Novias

Paseando por las calles de Hanoi me sorprendió ver las innumerables tiendas de vestidos de novia que hay.



Tengo una amiga que, aunque no crea en el matrimonio, las bodas la fascinan. Fascinación que deben compartir aquí a juzgar por las apariencias. No sé por qué me imaginé que en un país de mayoría budista la ceremonia matrimonial sería diferente. La ceremonia en sí no sé cómo será, aún no he tenido ocasión de asistir a ninguna, pero los fines de semana es habitual ver a las parejas de novios vestidas al más puro estilo occidental, pasear por el lago del Oeste seguidos por la cohorte de fotógrafos para inmortalizar el momento. El con su impecable traje de chaqueta, y ella toda de blanco con su velo y su falda algodonosa de mil y una capas. Con el calor que hace!!!.










–Ven mi amor ahora una junto al bonsai, y otra foto que salga el lago- parecen decir. Quien sabe que seguirá después. Yo me los imagino terminando la jornada navegando al atardecer sobre uno de esos majestuosos cisnes que cruzan el lago.